"Los listados de guionistas de ‘Roseanne’, ‘Ellen’ o ’Seinfeld’ son largos y mutantes: de sus salas de guion entra y sale gente constantemente."
Para bien o para mal. ¿Conocéis la anécdota de "Who Jackie"? Alguien en la sala de guionistas de Roseanne proponía una posible trama para Jackie (hermana de Roseanne, interpretada por Laurie Metcalf, uno de los personajes principales de la serie) y otro alguien de dicha sala de guionistas preguntaba que quién es esa. Así textualmente, con la gramática "alternativa" que se asocia a determinado subconjunto de afroamericanos.
Esta es la típica leyenda urbana mutante que todo el mundo ha oído, pero nunca de primera mano, y nunca es exactamente igual, y no estaba claro si era cierta. Hace poco leí un artículo de alguien que decidió llegar al fondo del asunto, localizó al interfecto y le preguntó su versión de los hechos (se lo tuvo que sacar con tenazas, porque esa historia supuso una humillación personal importante, y el buen hombre no quería ni acordarse, mucho menos hablar del tema). Me pareció fascinante. Como siempre en estos casos, lo de menos era por qué dijo eso en ese momento; mucho más interesante era la odisea del articulista hasta llegar a hablar con él, y la peripecia de este aspirante a guionista que nunca acabó de encajar en Hollywood.
A lo mejor esto no le aporta nada a nadie más que a mí, pero por si acaso:
Ser gracioso nace de una inadaptación. Siempre. Hace unos meses entrevisté a una escritora con la que me he reido muchísimo desde mi más tierna infancia. Descubrí sorprendido que para ella ser graciosa es una cosa dolorosa (y no es una excepción). Primero, porque piensa que "le resta valor" a lo que escribe. Después, porque es un caso prototípico. La gente dice "hay que ver, qué graciosa es fulana, qué cosas dice / se le ocurren" hasta que descubre (algo aterrada) que la escritora en cuestón está hablando en serio todo el rato y que no es que sea graciosa, es que ella ve el mundo así (o sea, de esa manera tan rara que a todos nos hace tanta gracia). La risa surge en ese impreciso límite entre el sur de la campana de Gauss y la agresión. Nos reimos para defendernos.
"Los listados de guionistas de ‘Roseanne’, ‘Ellen’ o ’Seinfeld’ son largos y mutantes: de sus salas de guion entra y sale gente constantemente."
Para bien o para mal. ¿Conocéis la anécdota de "Who Jackie"? Alguien en la sala de guionistas de Roseanne proponía una posible trama para Jackie (hermana de Roseanne, interpretada por Laurie Metcalf, uno de los personajes principales de la serie) y otro alguien de dicha sala de guionistas preguntaba que quién es esa. Así textualmente, con la gramática "alternativa" que se asocia a determinado subconjunto de afroamericanos.
Esta es la típica leyenda urbana mutante que todo el mundo ha oído, pero nunca de primera mano, y nunca es exactamente igual, y no estaba claro si era cierta. Hace poco leí un artículo de alguien que decidió llegar al fondo del asunto, localizó al interfecto y le preguntó su versión de los hechos (se lo tuvo que sacar con tenazas, porque esa historia supuso una humillación personal importante, y el buen hombre no quería ni acordarse, mucho menos hablar del tema). Me pareció fascinante. Como siempre en estos casos, lo de menos era por qué dijo eso en ese momento; mucho más interesante era la odisea del articulista hasta llegar a hablar con él, y la peripecia de este aspirante a guionista que nunca acabó de encajar en Hollywood.
A lo mejor esto no le aporta nada a nadie más que a mí, pero por si acaso:
https://www.vulture.com/article/who-jackie-roseanne.html
Ser gracioso nace de una inadaptación. Siempre. Hace unos meses entrevisté a una escritora con la que me he reido muchísimo desde mi más tierna infancia. Descubrí sorprendido que para ella ser graciosa es una cosa dolorosa (y no es una excepción). Primero, porque piensa que "le resta valor" a lo que escribe. Después, porque es un caso prototípico. La gente dice "hay que ver, qué graciosa es fulana, qué cosas dice / se le ocurren" hasta que descubre (algo aterrada) que la escritora en cuestón está hablando en serio todo el rato y que no es que sea graciosa, es que ella ve el mundo así (o sea, de esa manera tan rara que a todos nos hace tanta gracia). La risa surge en ese impreciso límite entre el sur de la campana de Gauss y la agresión. Nos reimos para defendernos.